Somos raros los humanos, ¿verdad?

Al ver por primera vez la foto de esta portada, de inmediato se me pasó por la cabeza la siguiente contradicción: si hace más de 100 años no teníamos el conocimiento que tenemos hoy del cuerpo humano, de la salud y del bienestar. ¿Por qué los humanos no presentarían los problemas de salud que hoy precisamos?. En contraste, en la actualidad, a pesar de nuestra mayor comprensión del funcionamiento del cuerpo y los avances en medicina, parecemos tener problemas de salud diferentes o tal vez peores. Sin embargo, es importante mencionar que la expectativa de vida ha aumentado en promedio 20 años en los últimos 60 años. Esto no significa que no enfrentemos graves problemas de salud en el presente.

Si bien, ahora estamos en una posición mucho mejor para cuidar de nuestra salud y bienestar, y para prevenir problemas antes de que se conviertan en graves, también es cierto que hemos creado condiciones que pueden perjudicar nuestra salud al adoptar estilos de vida poco saludables. Por lo tanto, el hecho de que tengamos más conocimientos y herramientas a nuestra disposición, no significa que automáticamente sabemos cómo aplicarlos en nuestra vida cotidiana.

Además, después de pasar en promedio casi 18 años en la escuela, nos enfrentamos a la vida sin saber poco o nada sobre nuestros cuerpos, nuestra salud, nuestras emociones o sobre cómo manejar nuestras finanzas, por mencionar algunos ejemplos. Es como si estuviéramos incorporando un montón de información, pero esta no se tradujera en un aprendizaje práctico para el mundo real.

Simplificación de la realidad

Para abordar esta disyuntiva, quiero recurrir a una popular expresión usada en las ciencias económicas «ceteris paribus» que significa «y todo lo demás constante». Esta expresión se usa para simplificar el análisis de problemas complejos al aislar un factor y evaluar su impacto en el resultado, lo que se traduce en una sobre-simplificación de la realidad. Si bien es cierto que hay múltiples factores que influyen en nuestro bienestar, como el uso excesivo de las pantallas y las redes sociales, la proliferación de la comida procesada, el sedentarismo resultante de las largas jornadas laborales que impulsan la productividad, entre otros. Para fines de este artículo, consideraré que estos factores permanecen constantes, no sólo por la simplificación, sino también por el ahorro del esfuerzo mental 🤯 que implica considerar múltiples factores. 😂

Lo anterior me permite desarrollar la idea de cómo el conocimiento por sí mismo, no es suficiente para contribuir a mayores niveles de bienestar en nuestras vidas.

¿Tener más conocimiento nos hace mejores?

Ceteris paribus, pareciera entonces que no necesariamente conocer más y tener mejores compresiones, nos lleva a un mejor nivel colectivo de bienestar. También es cierto que, hay asimetría de información, es decir que no necesariamente las comprensiones de unos individuos se convierten en las compresiones de todos.

Sin embargo, que nuestros antepasados no hayan tenido el nivel de conocimiento que tenemos hoy, no fue un factor decisivo para mantener una figura funcional o atlética que reflejara el diseño natural del cuerpo humano. Seguramente, esto se debió al contexto histórico en el que vivían, donde eran recolectores y cazadores, y por lo tanto, no había espacio para que los cuerpos perdieran sus proporciones. Por supuesto, esto no se lograba a través del gimnasio, sino como resultado del estilo de vida que llevaban. Por lo tanto, mi preliminar conclusión es que tener las condiciones adecuadas para desarrollarse, termina siendo más importante que contar con grandes conocimientos al respecto.

Lo anterior me conduce a ver a la sociedad en su conjunto por dos caminos. Primero a plantear ¿si mejores comprensiones del mundo y la realidad, se están traduciendo en una vida mejor como humanidad? En segundo lugar, ¿realmente necesitamos desarrollar tanto el conocimiento, si nos estamos alejando cada vez más de nuestra naturaleza básica? y ¿si cada vez más nos estamos desnaturalizando como seres humanos?

Necesidad de ser mas productivos

En otras palabras, la cotidianidad está siendo determinada principalmente por la necesidad de ser más productivos, en lugar de ser impulsada por el deseo de ser cada vez más humanos. Así pues, factores que han determinado el desarrollo de la sociedad, como la vida en las grandes urbes y la consecuente pérdida de contacto con la naturaleza, la hiperconectividad a internet y los altos niveles de consumo jalonados por el comercio electrónico, también podrían estar siendo el caldo de cultivo para crear condiciones que afectan nuestra salud y bienestar. Ya que en nuestra sociedad actual, a pesar de tener una mejor comprensión de cómo contribuir a nuestro bienestar, la sensación de individualismo y competencia prevalece sobre la cooperación y el interés genuino por el bienestar propio y de los demás.

Es por esto que resulta entonces relevante, que como miembros activos de esta sociedad, encontremos formas de preservar nuestra esencia, de conectar con el otro, y de contrarrestar los factores que impactan negativamente en nuestro bienestar, los cuales a menudo se disfrazan como desarrollo.

De nada sirve saber, si no aplicamos lo que sabemos

Nuestro bienestar como individuos y miembros de la sociedad está determinado por la aplicación práctica de lo que aprendemos y comprendemos. De nada sirve saber, si dicho conocimiento no es aplicado, especialmente ahora que estamos en medio de un masivo despliegue tecnológico que resulta avasallante, porque nuestra capacidad de asimilación es menor en comparación con la rápida evolución de la tecnología. En última instancia, tratar de seguir el ritmo sin lograr la aplicación práctica de los conocimientos solo resultaría en desgaste y no contribuiría en nuestro bienestar. Así que es más importante lograr la aplicación efectiva de lo que vamos aprendiendo, para hacer de nuestra vida una experiencia más realizable, satisfactoria y armoniosa.

Somos raros los humanos

Por último, me resulta interesante preguntarse por qué, a pesar de conocer el impacto de la inacción o de ciertas acciones, todavía tendemos hacia el caos. Hacemos la guerra para luego buscar la paz, contaminamos para luego tener que descontaminar, descuidamos nuestra salud para luego tener que recuperarla. Incluso escribiendo este artículo, me perjudico la espalda pa luego tener que alinearla de nuevo. Dejamos que el tiempo se escape entre nuestros dedos en acciones mundanas para luego intentar recuperarlo. Dejamos pasar la vida y luego anhelamos vivir las experiencias que dejamos pasar. Gastamos en cosas innecesarias y no invertimos tiempo ni dinero en lo que realmente queremos. Y así sucesivamente, con cualquier otra cosa que puedas imaginar.

Somos raros los humanos, ¿verdad? ¿Acaso nos gusta hacer doble trabajo?. Esto no parece estar en consonancia con nuestro cerebro perezoso, ya que en términos prácticos, nuestro organismo busca formas de ahorrar energía. Entonces ¿por qué permitimos que el caos tome tanta ventaja y luego tenemos que gastar más energía en organizarlo? ¿Hasta qué punto el caos es realmente un estado natural que debemos dejar surgir?

Siempre encontramos la manera de ajustar el rumbo

Continuar en la tónica de esperar a que las situaciones se vuelvan críticas para tomar acciones es absurdo, pero nos pasa. Tal vez porque tenemos la ilusión de que no hacer el esfuerzo hoy resulta satisfactorio, sin tener en cuenta el gran gasto energético que tendremos que hacer en el futuro si no hacemos lo que sabemos que hay que hacer. Así que, no hay una respuesta única. Lo cierto es que el desequilibrio es parte de nuestras vidas, pero en la medida que logremos encontrar formas de equilibrar rápidamente lo que se desequilibra, será mucho más fácil que posponerlo durante largos períodos de tiempo. Puede ser un desafío al principio, pero con compromiso y paciencia, seguramente encontraremos la manera de ir ajustando el rumbo sobre la marcha.

Finalmente es claro que el conocimiento no es tan útil, sino lo traducimos en una aplicación práctica en nuestras vidas. Pero más relevante aún, es alinear lo que nuestro ser mas autentico quiere expresar, con la realidad que logremos crear en nuestras vidas, escenario que no siempre es fácil, pero que definitivamente merece la pena hacerlo.

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