En torno al centro, un cimiento de la sociedad

Cuando pensamos en cómo la sociedad se ha organizado, es evidente que la noción de un punto central ha sido fundamental en la conformación de nuestra civilización actual. Esa idea de un lugar central y de organizarnos en torno al centro, ha dado origen a dos elementos cruciales que han moldeado la sociedad tal como la conocemos: los bancos y los mercados (centros comerciales).

En éstos lugares, inicialmente se intercambiaban valores como metales y monedas. Pero con el tiempo, esta práctica evolucionó hacia el resguardo de valores en forma de depósitos en bancos, mientras que los mercados surgieron como espacios fundamentales en dónde se realizaban intercambios de productos y materias primas.

Es interesante mencionar que la palabra «banco» proviene del italiano antiguo Banca, y hacía referencia a una especie de mesa en la que los intercambiadores de dinero colocaban sus preciadas monedas.

Noción de centralización y Sociedad

Es curioso que las ideas más básicas y simples son las que dan forma a la realidad como la hemos creado. Lo anterior porque un lugar central no parece ser una idea compleja en sí misma, sino más bien una respuesta instintiva a resolver necesidades; surgiendo así el neófito modelo de la centralización. Necesidades básicas como: acceder a productos que no se poseían, intercambiar valores o metales por monedas y depositar los valores preciados en un «lugar» para evitar que fueran motivo de usufructo ajeno; son algunas de las principales actividades que se fueron desarrollando a partir de la noción de centralización.

En la época en la que los bancos y los mercados aún no existían, estas necesidades emergentes, parecían estar dirigidas por un movimiento natural en los seres humanos que es el encuentro. Ser capaz de localizarnos en un lugar central para poder resolver las necesidades no era una idea, sino más bien un resultado evolutivo de la capacidad que tenemos para resolver nuestras necesidades más apremiantes.

Ahora bien, en relación con la banca, la centralización permitió que el dinero disponible en la sociedad pudiera ser aprovechado de manera más eficiente. Cada persona ya fuera carnicero, zapatero, panadero, herrero, agricultor, etc, tenía dinero guardado que al depositarse en un lugar central como un banco, se empezó a acumular en depósitos de dinero de mayor escala. Lo anterior permitió su uso a través de créditos para quienes tuvieran necesidad de capital para promover sus negocios.

Centro de información

El encuentro entre ahorradores y prestatarios nos lleva a otro factor crucial de las sociedades modernas: la disponibilidad de información de manera centralizada. La capacidad que adquirieron los bancos al registrar los depósitos, y llevar el control de las amortizaciones de los créditos, les permitió consolidar información suficiente acerca del comportamiento financiero de las personas. Esto les permitía construir perfiles de cliente que posteriormente usarían para saber a quién otorgar un crédito o no.

En el mismo sentido, la noción de centralización era crucial en los mercados. La convergencia de compradores y vendedores incrementaba la posibilidad de intercambiar los productos necesarios de una manera más eficiente, también como intercambiar información de valor para acceder a mejores productos o recursos más asequibles.

Esta idea básica refleja la relevancia de la centralización en la estructura social que tenemos hoy, por lo que es un pilar fundamental que ha contribuido en la construcción de una sociedad cimentada en el intercambio de productos y valores. La noción de centro, entonces, ha promovido la convergencia, permitiendo que los diferentes componentes de la sociedad interactúen de manera más coordinada. Pero, si bien, la centralización es la forma de organización que prevalece, no necesariamente es la más eficiente

Finalmente, pensar en la centralización no como una idea, sino como un resultado instintivo de la evolución creciente de nuestro intelecto; permite abordar la noción de centralización como un hilo conductor de la conformación temprana de nuestra sociedad. La idea de un centro está arraigada en nuestra historia y en términos más prácticos está relacionada con nuestra necesidad innata de encuentro y colaboración. Aunque esto parece sonar demasiado romantizado, en términos de cooperación distribuida es cierto.

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